Maceo, al caer la noche › Cuba › Granma - Órgano oficial del PCC

2022-12-08 12:28:15 By : Ms. Wanda Chen

LA HABANA, 7 DE DICIEMBRE DE 2022

A 125 AÑOS DE LA CAÍDA EN COMBATE DEL TITÁN DE BRONCE

¡Si hubieran sabido a quién mataban! ¡y quien era el muerto que allí yacía! Los cinco guerrilleros de Cirujeda se entregaron al despojo de los cadáveres como buitres que llegan primero, oliendo el botín, a quienes ya no espantan los truenos de la batalla. El campo estaba en silencio

Autor: José Miró Argenter | internet@granma.cu

Eran las dos de la tarde. Las tres horas que quedaban de sol debían emplearse en reorganizar las fuerzas, establecer el hospital de sangre en sitio conveniente y preparar la nueva expedición, que no podía emprenderse sin precauciones y tanteos, pues la columna española, que estaba curando sus heridas y pronta a seguir la marcha de retirada, sabía de un modo indubitable que el número de los insurrectos era mayor del que ella se imaginó al acometer los primeros retenes de San Pedro. (…)

Pero el hombre altivo y fiero, el capitán batallador que no pesaba ya ninguna de estas razones, y por el contrario, solo sentía el fuego de la pasión y los ímpetus de la cólera, porque fue sorprendido por los españoles en un momento de descuido, el primero y el único en su larga carrera de soldado, y tenía ansias de desfogar sus iras contra todo aquel que se opusiera a sus designios, no estaba en disposición de dejar el palenque ensangrentado por ninguna razón y por ningún azar que le brindara la risueña fortuna, llamándole a otra parte. Su rostro era la expresión más acentuada del enojo y la bravura; su actitud, la del gladiador dominado por los arrebatos de la ira ¡era un Maceo en el paroxismo de la pasión bélica! Adquirió en un instante la hosca fisonomía de su hermano José, el tremendo mayor de la tribu peleadora que no contaba el número de cazadores ni reflexionaba sobre la enormidad del asalto.

Vimos en su faz las líneas y fosforescencias atávicas del hombre león, a quien nada detiene en sus impulsos destructores. Tenía inflamadas las venas del robusto cuello, contraída la boca, de la que brotaba un hilo de espuma, los ojos más penetrantes y luminosos, y con los dedos se arrancaba las pestañas, achaque de contrariedad en su temperamento que lo conducía a pasarse los dedos por el borde de los ojos, como si quisiera arrancarse los párpados, pero que en esta crisis final se los podaba realmente. Nunca lo habíamos visto tan soberbio y enconado. ¿Qué pasaba por aquel espíritu tempestuoso?

Aun conociendo íntimamente al hombre, como lo conocíamos nosotros, es difícil sentar un razonamiento claro sobre la serie de impresiones que lo agitaban e impelían. Si poco después, cinco minutos después, pasó por su espíritu la pálida visión de la muerte, cosa que tampoco podemos asegurar porque ninguna de sus últimas palabras lo revela, es, sin embargo, de suponerse que él dispuso el cuadro del modo más perfecto para que lo culminante del episodio quedara eternamente grabado en el corazón de sus fieles admiradores; y si la imagen de la muerte no cruzó por su alma terriblemente combatida, las circunstancias se agruparon y coincidieron a fin de que la página nefasta tuviera el carácter de una conclusión épica, como él la vislumbraba y él la predecía: de frente al enemigo, con el acero desnudo, cargado a fondo, evidente, arrogante, majestuoso y fatal. Y así sucumbió, con gallardía y ostentación; de cara a los adversarios, yéndoles encima con el imperio de su personalidad, sintiendo el golpe terrible, dándose cuenta de que estaba herido de muerte, y con el convencimiento de que la muerte esparcía más rayos en derredor de la catástrofe para que fuese más sensacional, más ruidosa y más sentida.

Nos hallamos a dos pasos del abismo; todo marcha precipitadamente, y con mayor precipitación se desenreda el nudo de este grandioso y tremendo drama, con la caída atronadora del héroe que, galopando hacia la gloria, erguido y amenazador, le cierra el paso la funesta adversidad. Solo faltan diez minutos. Bastaría, pues una sola pincelada para terminar el cuadro de la muerte; pero es preferible detenernos en cada uno de esos instantes del fatídico horario, que no llegó a marcar las tres de la tarde en aquel campo de desventura, trayéndonos la larga noche del dolor sin hundirse el astro del día.

En torno del General, cuando él se detuvo para examinar el tablero de la batalla, se hallaban 45 hombres, entre jefes, oficiales y soldados, entre su Estado Mayor y los individuos de los diferentes cuerpos que allí se reunieron. (…)

El combate, por parte de los cubanos, lo mantenían 30 o 40 hombres de los escuadrones de Sánchez Figueras. Es conveniente aclarar que el número de combatientes, al dar Maceo la primera embestida, no pasaba de 120, cifra que quedó reducida a la tercera parte por las bajas que ocasionó el enemigo, y debido a que los soldados ilesos tenían que acudir al socorro de los heridos. (...)

El brigadier Pedro Díaz y el coronel Ricardo Sartorio, discutieron dos minutos sobre la dirección que llevaban los españoles; el primero, los divisó por entre el palmar, y les hizo fuego con la tercerola. Los españoles contestaron con una descarga cerrada, que no causó mella. El General preguntó otra vez por el corneta: uno del grupo le contestó que en las fuerzas de Juan Delgado había un corneta, pero extranjero (francés), que no conocía los toques de la milicia cubana. ¡Que lo traigan! –dijo el General, y de pronto–: ¡ese enemigo se nos va!... ¡tiene miedo! ¡a la carga!

Se puso a la cabeza del escuadrón y esgrimiendo la hoja agresiva con aquel aire de capitán omnipotente, buscó él mismo la salida al redondel ensangrentado, por el paraje más abierto y oportuno. Tiró por la izquierda del cuartón para envolver la vanguardia de los españoles, y convertirla en retaguardia, al tomar la columna el camino de Punta Brava (…).

Las líneas españolas se divisaron entonces con perfecta claridad, a pesar del sol y el humo de los disparos. Los soldados estaban arrimados a la cerca de piedras, unos a pie, otros a caballo, algunos en disposición de montar. Al ver el grupo agresivo volvieron a la maniobra. Maceo dijo: ahí están ¡arriba!

Delante del General, pero a muy pocos pasos de él, iba el brigadier Pedro Díaz con 12 o 15 hombres. Al lado del General, el que ahora describe este cuadro, a la derecha de él, porque al franquear la cerca de piedras, la casualidad lo puso a la derecha del caudillo; y hacia el mismo lado la pequeña escolta de Juan Manuel Sánchez. En la faena de abrir más portillos, los restantes combatientes que seguían a Maceo quedaron atrás, pero a corta distancia: 20 o 30 varas.

El General, observando la apostura del comandante de la escolta, le dijo, tocándole con el machete en el hombro: ¡joven, hágame cargar a su gente! Y en seguida: ¡General Díaz, flanquee por la derecha! Una valla de alambres nos separaba de los soldados españoles: ¡Joven, –volvió a decirle a Sánchez– piquen la cerca! Y mientras este se desmotaba, y con él diez o 12 hombres más, cayéndole al parapeto de alambres, un aguacero de proyectiles no dejó terminar la faena.

El General acababa de decirnos, apoyando la mano en que sostenía la brida sobre nuestro brazo izquierdo: ¡Esto va bien! Al erguirse, una bala le cogió el rostro. Se mantuvo dos o tres segundos a caballo; vimos vacilar: ¡corran que el General se cae! –gritamos cinco o seis al mismo tiempo–. Soltó las bridas, se le desprendió el machete, y se desplomó.

Cayeron también 12 hombres de la escolta de Sánchez. Los españoles arreciaron el fuego para disolver el grupo, comprendiendo probablemente que allí ocurría algo muy grave e inesperado. Ya en el suelo el General y palpitando todavía, pues su corazón no dejo de latir hasta después de un minuto, fue socorrido por los que estaban más próximos a él en los momentos del derrumbe.

Juan Manuel Sánchez lo sentó, el médico Zertucha le examinó la herida (mortal), Alberto Nodarse y Francisco Gómez se unieron al grupo de la tripulación, un soldado de la escolta de Sánchez que estaba ileso, el ayudante Sauvanell, Ramón Ahumada, y algunos más de los que hacían fuego sobre los españoles, acudieron a los gritos de alarma. Sánchez, mientras sostenía el cuerpo del caudillo, trató de infundirle alientos de vida, con estas palabras que le salieron del fondo del corazón: ¿Qué es esto, General? ¡eso no es nada! ¡no se amilane! –El General abrió los ojos, y expiró.

Precisa decir algo más, de lo que nosotros vimos y apreciamos en los momentos de ser derribado del caballo por la brusca y certera descarga. (…) Nuestras voces pidiendo socorro para el General, que vacilaba a caballo, iban dirigidas al grupo delantero a fin de que retrocedieran con la mayor premura. No podemos asegurar si el brigadier Díaz los oyó, o no las entendió, porque el fragor de la acción era muy intenso y grande el desorden; pero los españoles oyeron las voces de alarma, y observaron los ademanes descompuestos, por cuanto afinaron otra vez la puntería, le pegaron el segundo balazo al General, tres a nuestra cabalgadura, uno a nosotros, cuatro al caballo de Maceo ya sin jinete, e hirieron mortalmente a Alfredo Jústiz mientras avisaba al grupo de vanguardia; y es de creer que en aquellos instantes, de suprema consternación, fueron heridos algunos oficiales más (…).

En esto atravesó el redondel Francisco Gómez: interrogó a sus compañeros desolados sobre la suerte del General o mejor dicho, sobre el resultados del rescate. ¿A dónde vas, muchacho? –preguntándole, viéndole tan resuelto, y alucinado por la victoria póstuma: ¡Yo voy a morir al lado del General! Y fue a inmolarse. Los guerrilleros le pegaron un tiro en un brazo, otro en el costado izquierdo, y lo remataron impía y atrozmente, sin sentirse avergonzados ante el sacrificio del heroico joven. Su muerte no la presenció ningún soldado de nuestra bandera, pero las horrendas heridas que le contamos después, atestiguaban, de un modo fehaciente y hasta gráfico, la clase de muerte que le dieron los desalmados, tal vez porque les incitó la figura extraña de un adolescente que deseaba morir al lado de un hombre, ya exánime y frío…

¡Si hubieran sabido a quién mataban! ¡y quien era el muerto que allí yacía! Los cinco guerrilleros de Cirujeda se entregaron al despojo de los cadáveres como buitres que llegan primero, oliendo el botín, a quienes ya no espantan los truenos de la batalla. El campo estaba en silencio (….)

Fragmentos del libro Crónicas de la Guerra.

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Nunca deja de consternar este relato, que mucho se agradece, como la atinada selección de la obra de José Manuel Mesías. El aún joven artista tuvo los arrestos para corregir el famoso cuadro de Menocal, y muy bueno sería para todos conocer los muchos secretos que esconde esta nueva obra, que ya guarda el MNBA, pero que desafortunadamente no está expuesta al público de manera permanente. Obras hay, del artista, muchas más, llenas de verdadero encanto y belleza, relacionadas con nuestras primeras gestas independentistas, pero ha faltado interés o conocimientos para obtenerlas antes de que se pierdan para siempre. Grande Maceo! Gracias Maceo! Viva Cuba Libre!

Manuel Domínguez Moreno dijo:

Hoy es de esos días gloriosos de nuestra amada PATRIA, tantísimos son los acontecimientos: En 1868, llega a Cuba la primera expedición con armas para los cubanos, compradas por Martín Castillo Agramonte y traídas por Manuel de Quesada. 125 años han transcurrido desde que nuestro "Titán de Bronce" y su ayudante el Capitán Panchito Gómez Toro, cayeran en combate aproximadamente a las 15:00 horas del lunes 7 de diciembre de 1896, en el potrero Bobadilla, donde ahora se encuentra el caserío Punta Brava. Nuestro Apóstol de la de Independencia José Martí, describiría así al Mayor General Antonio Maceo: ... “Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste, y de idea cauta y sobria”. Son asesinados en 1957 los revolucionarios Ovidio Torres Albuernes, Pascual Cid y Ramón Rueda. En 1958, al noreste de la ciudad de Santiago de Cuba, la Fuerza Aérea Rebelde realiza su primera misión: Atacar el cuartel de La Maya, mientras que desde el Frente Norte de Las Villas sale al aire por primera vez la radio "Columna Antonio Maceo". Se funda en La Habana la Unión Nacional de Historiadores de Cuba en 1981. En 1989, se inicia la Operacion Tributo, nombre que se dio en Cuba, a la acción de trasladar de regreso a territorio nacional los restos mortales de los cubanos caídos en misiones internacionalistas en países de África. En el discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 7 de diciembre de 1989, en el acto de despedida de duelo a nuestros internacionalistas caídos durante el cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles, expresó: ... "Estos hombres y mujeres a los que hoy damos honrosa sepultura en la cálida tierra que los vio nacer, murieron por los más sagrados valores de nuestra historia y de nuestra Revolución. Ellos murieron luchando contra el colonialismo y el neocolonialismo. Ellos murieron luchando contra el racismo y el apartheid. Ellos murieron luchando contra el saqueo y la explotación de los pueblos del Tercer Mundo. Ellos murieron luchando por la independencia y la soberanía de esos pueblos. Ellos murieron luchando por el derecho al bienestar desarrollo de todos los pueblos de la tierra. Ellos murieron luchando para que no existan hambrientos, mendigos, enfermos sin médicos, niños sin escuelas, seres humanos sin trabajo, sin techo, sin alimento. Ellos murieron para que no existan opresores y oprimidos; explotadores ni explotados. . Ellos murieron luchando por la dignidad y la libertad de todos los hombres. Ellos murieron luchando por la verdadera paz y seguridad para todos los pueblos. Ellos murieron por las ideas de Céspedes y Máximo Gómez. Ellos murieron por las ideas de Martí y Maceo. Ellos murieron por las ideas de Marx, Engels y Lenin. Ellos murieron por las ideas y el ejemplo que la Revolución de Octubre expandió por el mundo. Ellos murieron por el socialismo. Ellos murieron por el internacionalismo. Ellos murieron por la patria revolucionaria y digna que es hoy Cuba. ¡ Sabremos ser capaces de seguir su ejemplo ! Para ellos: ¡ Gloria eterna ! ¡ Socialismo o Muerte ! ¡ Patria o Muerte ! ¡¡¡ Venceremos !!!" ...

Ing. Manuel Alfonso Rivera dijo:

Exelente relato descrito de forma magiatral por el general Miro Argenter en su libro crónicas de la guerra, obra que muchos cubanos deberiamos leer y estudiar sobre los testimonios de la guerra de independencia

Empresa Eléctrica de guantánamo dijo:

Después del heroico rescate de los cuerpos del Lugarteniente General del Ejército Libertador Antonio Maceo y Francisco Gómez Toro por el coronel Juan Delgado González y sus hermanos Donato, Ramón y otros mambises habaneros, sobrevino “El pacto del Silencio”.Tres años en los que sólo la familia Pérez residente en la finca “La Dificultad” en el Cacahual, conocían del rescate y enterramiento del general y su ayudante. Corre agosto y ya el Doctor Isidro, alcalde de Bejucal y hermano del último médico de Maceo, Máximo Zertucha posee información e instruye a los concejales de Bejucal, que el tiene desde el 8 de ese mes la orientación de que en la finca “La Dificultad” se procediera a la exhumación e inhumación de los cadáveres de Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro.

En este día caía en combate uno de los más preclaros líderes de nuestras guerras independentistas, una muerte que permitiría a los yankees aplicar la doctrina de la fruta madura, de haber sobrevivido el Titán hasta el final de la guerra los Estados Unidos de América no habrían podido undir sus garras en Cuba, la historia hubiera sido muy diferente, con su caída dejaba un vacío que si bien quedaron hombres como El General Calixto, Gómez y algunos otros, no sería cubierto, era un hombre de extraordinaria fuerza física, de una valentía a toda prueba y una profundidad de pensamiento demostrada en muchas ocasiones, símbolo de la intransigencia Revolucionaria, de la dignidad de los cubanos, la Personalidad de Antonio Maceo debe ser estudiada a profundidad a nivel escolar, creo que el Libro Las ideas que sostienen el Arma del doctor Eduardo Torres Cuevas brinda una imagen bastante precisa de la obra y pensamiento del Titán!!!

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